Navajas en la garganta, hieren con sus arpegios de vírica convulsión.
Los estertores más dramáticos duelen, desgarrando el material como tronadura de mina en la cavidad toráxica. Sus ecos replican hacia la catacumba craneal y niegan el raciocinio del entorno inmediato:
.
Truenos y relámpagos en el entretecho.
.
Un rayo frio se incrusta por el hueso frontal y rebana el cerebro en trozos culinarios.
.
La ventana chorrea, como relojes ególatras en un cuadro de Dalí.
.
Arañas blancas caminan por el cobertor.
.
El pecho es un gato negro que ronronea a Poe.
.
Soy el escarabajo de Kafka.
.
¡Saquen ese picaflor azul que anidó en mis calcetines!
.
Por instantes, tengo lúdicos acercamientos con La Muerte, aquella “Vieja Lacha” a la cual, Nicanor Parra, prometió echarle una “güena cacha” antes de morir. Me sonrío.
Admiro al impetuoso antipoeta chileno, reflexionando que hoy tengo fuerzas, apenas, para mantener abiertos los ojos, gentileza de esta frente que burbujea orgullosa, cual tetera de fogón con pico curvado hacia lo alto.
.
Es como un boleto de platea en la Avant Premiere del film "A-H1N1: El Regreso".
.Por © Julio Cabezas G.
Lanco - Región de Los Ríos
.
Entradas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario